Al principio fueron unos pequeños temblores, luego enormes terremotos e inundaciones y finalmente los habitantes del sistema Carter descubrieron que era lo que pasaba: estaban condenados.
De gran tamaño, si es que en un lugar tan extenso como el espacio el tamaño podía siquiera existir o tener algún significado, capaz de devorar mega planetas tales como Saturno, Júpiter o Cyrus. Un Agujero Negro cuya capacidad de succión era gigantesca se acercaba de forma lenta y constante al sistema Carter. Por supuesto que todos los habitantes del sistema estarían muertos mucho antes que el agujero negro llegase al tercer planeta cercano a donde se encontraba la colonia, pero su ominosa presencia era tan aterradora y tan devastadora que los nativos de aquel sector no tardaron en llamarlo: "El Ojo De Dios"
Siguiendo las profecías del final de los tiempos, aquellos humanoides con rostro de águila se prepararon para dar inicio a sus rituales religiosos mientras que los humanos comenzaron a ser evacuados. El Planeta Cyrrus era, dentro del Sistema Carter, el tercer planeta con vida, siendo los planetas Orog y Sandrus los dos planetas habitados por vida inteligente. Como era de esperar, los tres planetas junto a sus civilizaciones poseían sus propias interpretaciones del final de los tiempos, pero todas concordaban en algo: que el día del juicio sería precedido por un gran cataclismo que acabaría con toda la vida en dichos planetas. Por ende, no era de extrañar que ellos empezaran con sus rituales religiosos, rituales que maravillaban a los humanos que habitaban tales planetas al ver a aquellos hombres con cabeza de ave prender enormes fogatas mientras bailaban en las pequeñas islas con el gigantesco sol naranja, que se iba poniendo en el horizonte, como fondo.
La Alianza Interplanetaria dio la orden de evacuación, orden que solo los humanos y seres de otros planetas ajenos al sistema Carter acataron debido a que los habitantes de dicho sistema preferían quedarse en ese planeta dispuestos a morir antes que abandonar su hogar.
Sintiéndose impotente ante el destructivo poder del Ojo de Dios, la Alianza no podía hacer nada hasta qué...