Chapter 37 - Capítulo 1 La dama del lago

Mis compañeros y yo estábamos intentando desayunar, el ambiente era pesado. Logramos salir con vida de la última pelea, pero mirar la ciudad era deprimente, por lo que nos limitamos a comer en silencio.

 

Todos comíamos las frutas que traje temprano, y Chizze devoraba los restos del buey de ayer. Con todo lo que ella comió, me sorprende que ella se levante con hambre.

 

Mientras desayunábamos, estábamos discutiendo qué hacer con la espada que robó Blodsai. Dejarla en manos humanas puede ser muy peligroso, y usarla nosotros mismos podría destruir nuestros cuerpos como destruyó a Blodsai.

Finalmente, llegamos a una conclusión…

 

"Tienes razón, podríamos intentar destruirla." Me dijo Kharla.

 

Raiza levantó la mano y dijo, "Tengo una mejor idea: ¿qué tal si la devolvemos a la Dama del Lago?" Me quedé atónito y respondí:

 

"¿Sabes dónde vive?" le dije con una voz calmada.

 

"No es exactamente un lugar; es otro plano existencial. Supongo que podríamos intentarlo. Síganme a la sala; haré los preparativos."

 

Raiza concentró su mana en sus manos y comenzó a hacer grabados en el piso con su mana, dibujando un rombo con varias palabras en idioma élfico.

 

"Ahora debo preparar la ofrenda." Le respondí a Raiza:

 

"¿Sacrificarás una cabra o qué piensas hacer, Raiza?"

 

Raiza cogió la tetera y dijo, "Haré un poco de té." Cortó las manzanas en cuadritos y las naranjas en rodajas, poniéndolas en una jarra. Agregó las hojas de menta y las hojas de té, endulzándolas con un toque de miel de abeja. Para finalizar, lleno la jarra con el agua caliente, dejándonos maravillados con el dulce aroma del té.

 

"Amigos, ubíquense frente al rombo donde yo les indique." Raiza nos acomodó en lugares específicos, colocó el té en el medio de todos y comenzó un rezo en el idioma élfico, literalmente rezando al té mientras sostenía la espada en su mano.

 

Sentí una breve luz…

 

La espada que estaba en el suelo desapareció…

 

Pregunté asombrado, "¿Qué le pasó a la espada?"

 

Kharla me dijo, "Ya lo sospechaba, no eres humano, señor Ester…"

 

 

 

 

Regresamos unos minutos al pasado con la princesa de Rusthia…

 

Estábamos desayunando fruta. Personalmente prefiero el pan, pero como las panaderías están cerradas por el desastre de ayer… mejor conformarse con lo que pudo comprar el señor Ester…

 

Por un segundo, extrañé un poco la comida del palacio de Rusthia, pero supongo que este estilo de vida no está tan mal, aunque esa espada maldita en la casa me pone los nervios de punta.

 

"Señor Ester, tengo una pregunta."

 

Ester respondió, "Dímelo; a estas alturas puedes decirme lo que sea."

 

Le pregunté, "¿Qué vamos a hacer con esa espada? Es obvio que está maldita y no podemos usarla, pero dejarla sin vigilancia podría crear otro desastre como el de anoche."

 

Entonces, a la señora Raiza se le ocurre usar el té que compró Ester y hacer un ritual para ver a una deidad mitológica. Si hubiera sido cualquier otra persona, me hubiera reído, pero confío con todo mi corazón en Raiza, así que seguí sus instrucciones.

 

Nos colocamos frente a un rombo extraño y, cuando Raiza terminó su conjurar frente al rombo mientras colocaba el té como una especie de ofrenda.

 

Ni siquiera supe en qué momento pasó… pero en menos de un segundo ya no estábamos dentro de la cabaña.

 

 

El lugar a mi alrededor es muy diferente a cualquier cosa que haya visto, ya que el piso era como un espejo. Supongo que a cualquier mujer que viva en este lugar la llamarán Dama del Lago. Miro un poco más a mi alrededor y veo a Raiza y Chizze, pero no hay rastros del señor Ester o la Dríade.

 

"Chicas, sé que tienen preguntas; las responderé en otro momento, pero ahora, síganme." Hacemos caso a Raiza y la seguimos sin mediar palabra. Aunque Chizze se ve algo inquieta, supongo que debe preguntarse por el señor Ester.

 

Seguimos a Raiza caminando sobre el espejo hasta que, a la distancia, asomándose entre la neblina, vemos un pueblo rural. Me llama la atención qué hace un pueblo aquí en medio de la absoluta nada…

 

Una vez entramos al pueblo, no veo a ninguna persona. Es un lugar desierto.

 

"Raiza, otra vez estás aquí. ¡Oh, vaya! Tienes algo de compañía. ¿Me presentas a tus amigas?"

 

Veo a una pequeña niña caminando entre las calles desiertas. Es muy pequeña, con el pelo blanco, ojos rojos y un traje formal que podrías llevar a una fiesta de nobles, con una falda algo corta…

 

"Sí, ha pasado mucho tiempo, Dama del Lago," dice Raiza, y yo argumento, "¿Esta niña tan pequeña es de quien se habla en las santas escrituras? Pensé que era una mujer alta y hermosa con una mirada penetrante."

 

La niña se para frente a mí. "Lamento decepcionarte, pero mi forma es solo el reflejo de quienes son ustedes. Yo no poseo forma física; esto que ves, desde el entorno hasta mi cuerpo, es solo lo que sus cerebros son capaces de procesar."

 

Chizze se agacha frente a la niña y pregunta, "Dama del Lago, ¿sabes dónde está el amo y la Dríade?"

 

La Dama del Lago acaricia a Chizze como si fuera un cachorro pequeño, y Chizze no parece oponerse. Supongo que sus instintos le dicen a quién debe someterse.

 

"Pequeña mujer bestia, este plano está reservado solo para héroes de razas humanoides, y ellos dos no cumplen esas características." Dice la niña misteriosa…

 

Yo pregunto, "Entiendo que eso aplique a la Dríade, pero Ester ayudó a liberar a los esclavos del bosque élfico y salvó a la ciudad de Nessy ayer. ¿Por qué no puede entrar?"

 

La pequeña niña, mal llamada Dama del Lago, hace una leve sonrisa y, en voz calmada, dice, "Si él hubiera entrado, no tendría esta forma tan amigable. Sería algo mucho más grotesco. Ester no es humano y no es un héroe; es una extraña quimera que hasta a mí me cuesta analizar. No es una mala persona, si eso te preocupa, pero preferiría no tratar con él."

 

Me quedo temblando y recuerdo cuando me conecté con Ester, esa oscuridad que vi…

 

¿será que en realidad era el propio Ester?

 

"Dama del Lago, dejemos la charla. Vine a devolverte esto." Raiza le tira la espada sagrada a la Dama del Lago, y ella mira la espada con ojos indiferentes.

 

"Recuerdo al dueño de esa espada. En mi reflejo, vio su espada perfecta y me pidió que le entregara una espada que nunca tuve, y forjó su propia espada basándose en mi reflejo. Y él mismo volvió sagrada a esa espada. Lástima que terminó en manos equivocadas. Supongo que me la quedaré para que eso no vuelva a pasar."

 

La Dama del Lago toma la espada y desaparece en sus manos.

 

"En fin, ya nos vamos." Raiza se dio la vuelta, nos tomó de la mano y quiso que la siguiéramos fuera de este lugar.

 

"Raiza, dime, ¿aún no ves el reflejo de tu propia espada cuando me ves?"

 

Sin voltearse, Raiza le responde a la dama del lago, "Solo veo a una niña tonta que le gusta hablar de más."

 

Sin nada que decir, ya nos íbamos a retirar de este plano existencial, pero entonces escucho que la Dama del Lago dice mi nombre y me lanza un anillo.

 

"Tómalo como un regalo de despedida y, por cierto, gracias por ese té. Estaba muy bueno."

 

Sin siquiera darme cuenta, volvimos a la cabaña. Cuando veo a Ester, quien parece confundido, recuerdo las palabras de la Dama del Lago y le digo…

 

"Ya lo sospechaba, no eres humano, señor Ester, pero tampoco significa que seas mala persona."

 

 

 

 

Ahora escuchamos los profundos pensamientos de un sacerdote con lentes y guantes blancos…

 

"¿Qué yo qué?" No entendí qué pasó… ¿por qué desapareció esa espada? ¿Y también desapareció la jarra de té? ¿Por qué Kharla me dice que no soy humano? No entiendo nada…

 

Raiza me dice: "Oye, Ester, no te preocupes. Ya nos deshicimos de esa espada, ahora podemos estar tranquilos."

 

Ya entendí; Raiza se encargó de todo. No haré más preguntas, solo lo aceptaré. Chizze me abraza y dice, "Amo, para mí eres un héroe. Nunca lo olvides."

 

Sí, definitivamente no haré preguntas.

 

Escucho que tocan la puerta. Me excuso para escapar de esta incómoda conversación. Me acerco a la puerta para preguntar quién es.

 

"Hola, señor Ester. Soy el teniente militar Brikrats. Ayer interrogué a sus compañeras y mire los documentos que prueban que cuenta con el respaldo del General Darlick, me asegure que fueran auténticos." Genial, más problemas.

Dije en voz baja a mis compañeras, "Chicas, tenemos visitas, pero yo me encargo. Quédense dentro de la cabaña mientras yo atiendo al teniente."

 

Salí a hablar con el teniente Brikrats. "Sé que viene a interrogarme, pero quiero que me responda una pregunta primero: ¿qué les harán a las personas que cometieron crímenes graves anoche?" El teniente desvió la mirada.

 

"La respuesta no te gustará porque ya lo sabes. Si esos crímenes quedan impunes, habrá descontento entre las víctimas y, por cómo explicaron que funciona el orbe de la lujuria, la gente solo hizo lo que siempre quiso hacer…"

 

Miré al teniente a los ojos. "Así que serán ejecutados bajo la premisa de que están poseídos por demonios." El teniente me devolvió la recomendación que me dio el general y una carta con la versión oficial del ataque de los demonios de anoche.

 

"Si te preguntan qué pasó, di esa versión que es la oficial. Los méritos de esta hazaña heroica serán tuyos y de tus dos compañeras, dejando fuera a la clienta que proteges y su guardaespaldas de casco ridículo. Quedarán fuera del reporte, ya que es obvio que hay gente peligrosa que la busca para tener gente tan fuerte protegiéndola."

 

Guardé los documentos y acepté las palabras del teniente, ya que si continúo esta conversación, me arriesgaría a exponer la identidad de Raiza. "Queremos continuar nuestro viaje inmediatamente. Ya no me siento cómodo ni seguro en esta ciudad."

 

El teniente Brikrats respondió, "Solo muestra esa carta que te di y podrás salir cuando gustes."

 

Creí que ese sería el fin de nuestra conversación, pero el teniente me preguntó:

"¿Qué piensas hacer después de llegar a la capital? Como recomendado del Ajedrecista, supongo que vas a pelear en la zona de guerra en Amster."

 

Este hombre es muy astuto. Definitivamente debo mantener una distancia prudente de este sujeto.

 

"Supongamos que ese es el caso. ¿Tendría alguna recomendación personal suya, teniente?"

 

El teniente se dio la vuelta dándome la espalda y dijo, "Solo que no lleves ningún arrepentimiento al campo de batalla. Yo he estado varias veces peleando en el frente, pero a veces pasan cosas que pueden romper tu determinación… Sabes, recuerdo cuando me hice amigo de un buen hombre en plena guerra contra los demonios, pero el murió. No fue una muerte heroica, solo una tragedia… Fue muy doloroso llevar la noticia a su prometida… Es de esas cosas que te cambian. Aun así, mi amigo no llevó ningún arrepentimiento a su muerte. Solo ve al campo de batalla si puedes hacer lo mismo."

 

Después de oír sus palabras, me quedé en silencio y me despedí del teniente Brikrats.

 

Cuando se fue el teniente, hablé con mis compañeras y les dije que podríamos irnos de la ciudad cuando quisiéramos. Mis compañeras estuvieron de acuerdo en partir de inmediato, ya que no nos sentíamos seguros en este lugar con toda la atención que este incidente está recibiendo.

 

Alquilamos esta cabaña por un mes, pero solo la usamos por menos de un día.

 

Por la Diosa, qué desastre…

 

Guardamos nuestras cosas en el carruaje comercial que compramos y nos retiramos de la ciudad de Nessy, aunque más problemas todavía estaban esperándonos…