El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, el lugar era tranquilo, rodeado de la serenidad y el silencio que contrastaban con el bullicio de la ciudad. Mientras caminaba por los alrededores del templo, notó algo en el suelo, casi cubierto por hojas secas. Se acercó y descubrió una capa de viajero de color gris oscuro, colgada de una percha improvisada entre dos árboles. La capa tenía un diseño simple pero elegante, con una capucha que podría ocultar su rostro y un cinturón que la ajustaba cómodamente.Aprovechando la oportunidad, Shiro se puso la capa. Se sintió aliviada al ver cómo el tejido fluido caía sobre ella, cubriendo su figura y proporcionándole una mayor sensación de seguridad. La capucha, al ser colocada sobre su cabeza, ocultaba gran parte de su rostro, permitiéndole pasar desapercibida. Shiro se adentró en las pequeñas calles de la ciudad, procurando no atraer la atención de los transeúntes. Sus pasos eran cautelosos pero decididos. Sabía que debía encontrar su nuevo apartamento y adaptarse rápidamente a su nueva vida.Caminaba con cuidado por las pequeñas calles adyacentes, evitando los caminos principales y procurando no llamar la atención. La noche empezaba a caer y la ciudad comenzaba a iluminarse con las luces de neón, pero ella prefería la oscuridad de las calles más tranquilas.Cada rincón de la ciudad parecía nuevo y extraño. A pesar de haber sido un habitante de este mundo antes, ahora todo se veía diferente desde su perspectiva actual. Los edificios y las tiendas que antes parecían familiares ahora se presentaban con una frescura desconcertante.Después de unos minutos de caminar, Shiro llegó a una pequeña calle que conducía a un modesto edificio de apartamentos. La fachada del edificio era sencilla, pero sintió bastante nostalgia al verlo, a pesar que solo había pasado unas horas desde que había salido. Frente a la puerta, el letrero del nombre aún estaba allí, Dudando por un momento, Shiro decidió abrir la puerta.Se quedó de pie en la entrada, aunque solo habían pasado unas horas, para ella había pasado una eternidad, observando con una mezcla de sorpresa y confusión. Sus recuerdos de su vida anterior, sus momentos de felicidad y tristeza, parecían estar presentes en cada rincón del apartamento. La sensación de familiaridad era abrumadora.Se acercó lentamente, pasando la mano sobre el respaldo de su antiguo sofá, y se preguntó por qué sus pertenencias seguían allí. Mientras miraba alrededor, sus pensamientos se entrelazaban con las palabras del Creador. El hecho de que estuviera en el mismo lugar le daba una sensación de conexión con su antigua vida, aunque ahora como Miyuki Shiro.Finalmente, Shiro se dejó caer en la cama, el cansancio acumulado por los acontecimientos de ese día la habían dejado sin energias. El agotamiento físico y emocional se hacía sentir, y sin darse cuenta, se quedó dormida casi al instante. El sueño la envolvió con una rapidez inesperada, llevándola a un descanso profundo.Al despertar a la mañana siguiente, Shiro se estiró y parpadeó varias veces, tratando de despejarse. Recordó los eventos del día anterior y la sensación de estar en el mismo apartamento de su vida pasada. A pesar de las sorpresas y la confusión, sabía que debía tomar decisiones importantes para su nueva vida.Se quedó tumbada en la cama por unos minutos, pensando en lo que debía hacer a continuación. Su mente repasaba las opciones que tenía frente a ella. Finalmente, llegó a la conclusión de que lo primero que necesitaba era encontrar un nuevo departamento. Quería mudarse a un lugar más cerca de la preparatoria, de esa forma, de nuevo estaría cerca de sus antiguos amigos, aunque no la reconocieran. Además, deseaba un apartamento un poco más grande y cómodo, que pudiera adaptarse mejor a sus nuevas necesidades.Con una sensación de determinación renovada, se levantó de la cama y comenzó a prepararse para el día. Ella sabía que este era el primer paso hacia una vida nueva y llena de posibilidades. Al mirar alrededor, se dio cuenta de que solo llevaba puesto el uniforme de preparatoria que había usado antes del trágico accidente. Pensando en esto, Shiro decidió que no solo debía buscar un nuevo apartamento, sino que también era esencial encontrar un lugar donde pudiera comprar algunas prendas para su nueva identidad. Sabía que vestirse de acuerdo a su nueva vida le ayudaría a integrarse mejor y a sentirse más cómoda.Sin embargo, antes de comenzar con las tareas del día, sintió que necesitaba refrescarse, así que decidió tomar una ducha. Se dirigió al baño, con el propósito de aliviarse del agotamiento y la tensión acumulada. Al entrar, encendió la luz y se acercó al espejo, preparándose para mirarse. Pero cuando sus ojos se encontraron con el reflejo en el espejo, se detuvo en seco.La imagen que se reflejaba no era la de Kuroi Sora, sino la de una joven de cabello largo y plateado, con unos ojos rojos intensos que parecían brillar como dos lunas de sangre. La transformación era radical. Aunque su nuevo rostro era bello y distinguido, Shiro se sintió abrumada por la magnitud del cambio. Se sorprendió al ver el cuerpo de una chica joven en el espejo, una visión completamente diferente a la de su vida anterior.Un profundo rubor se extendió por sus mejillas mientras se daba cuenta de la magnitud del cambio. La idea de desnudarse y ver el cuerpo de una chica le resultaba incómoda y vergonzosa. A pesar de que sabía que era necesario, la sensación de incomodidad y el shock ante su nueva apariencia la hicieron reconsiderar sus planes.Con la cara aún roja de vergüenza, Shiro se dio la vuelta rápidamente y salió del baño. ─ Quizás debería esperar un poco antes de ducharme. ─pensó con una mezcla de incomodidad y decisión. ─ Tengo que acostumbrarme a este nuevo cuerpo y, por ahora, me gustaría evitar enfrentarme a esta realidad tan directamente.Decidió que tomaría su desayuno primero y que luego, cuando se sintiera un poco más tranquila, volvería a enfrentarse a su propia vergüenza. Con este pensamiento en mente, se dirigió a la cocina para prepararse algo de comer, intentando distraerse de la confusión que sentía respecto a su nueva apariencia.Después de un rápido desayuno, Shiro salió del apartamento, decidiendo primero buscar una tienda cercana donde pudiera comprar ropa. Pensó en un zona comercial de la ciudad que había visto en su camino de regreso del templo, con la esperanza de encontrar una boutique o un centro comercial con opciones que le permitieran empezar a construir su nuevo guardarropa.Aún vistiendo el uniforme de preparatoria masculino, Shiro salio de su departamento. Aunque se sentía un poco incómoda con la ropa que llevaba, sabía que debía enfocarse en su objetivo principal: encontrar una tienda donde pudiera comprar ropa adecuada para ella.A medida que caminaba por las calles de Tokyo, Shiro no pudo evitar sentir una mezcla de nerviosismo y vergüenza. Las calles estaban llenas de gente, y aunque intentaba no llamar la atención, se dio cuenta de que la gente la observaba más de lo que había anticipado. No solo los hombres, sino también algunas mujeres y jóvenes, se quedaban mirándola con asombro y admiración.Al principio, pensó que tal vez estaba siendo demasiado sensible o que simplemente se le quedaran viendo raro que use el uniforme de un chico de preparatoria. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que su apariencia estaba causando un impacto considerable. La gente parecía fascinada por la belleza que irradiaba, algo que Shiro, aún ajustándose a su nueva identidad, no había previsto. La atención constante hacía que se sintiera incómoda y autoconsciente.Mientras avanzaba, sintió las miradas seguirla, algunas con curiosidad y otras con admiración. La sensación de ser el centro de atención la hizo sentirse aún más incómoda. A pesar de su deseo de pasar desapercibida, la realidad era que su presencia estaba causando una impresión notable. Decidió que necesitaba cambiar de rumbo y encontrar una tienda de ropa lo más rápido posible. Sus pasos se hicieron más rápidos mientras se adentraba en una zona comercial más animada. Finalmente, Shiro entró en un centro comercial de gran tamaño, sintiendo una mezcla de alivio y agotamiento. Mientras caminaba por los pasillos, buscó con atención una tienda que pudiera tener ropa casual para mujeres. La multitud y el bullicio del lugar parecían desorientarla un poco, pero su determinación de comprar algo apropiado, la obligó a continuar.Después de unos minutos de búsqueda, encontró una tienda de ropa moderna y acogedora. La vitrina estaba llena de atuendos frescos y a la moda, que parecían encajar perfectamente con el estilo que necesitaba. Con una mezcla de emoción y ansiedad, entró en la tienda.La encargada, una joven de cabello corto y rubio que llevaba un uniforme de tienda elegante, la saludó con una sonrisa amigable. Shiro se acercó rápidamente a ella, tratando de ocultar su nerviosismo.— Hola, estoy buscando algo de ropa casual que se use en estos días. ¿Podrías ayudarme? —preguntó Shiro con voz un poco temblorosa.La encargada asintió con entusiasmo y le respondió:— ¡Claro! Tenemos una gran variedad de ropa casual. Ven conmigo, te mostraré algunos de los conjuntos más populares que podrían interesarte.La encargada comenzó a recorrer la tienda, eligiendo varios atuendos que parecían adecuados para Shiro. Desde camisas con estampados modernos hasta pantalones ajustados y vestidos informales, la joven mostró con detalle cada opción. Shiro observaba con atención, sintiéndose aliviada de contar con la ayuda de alguien que comprendía sus necesidades.Finalmente, la encargada seleccionó un conjunto que parecía encajar perfectamente con el estilo que Shiro buscaba: una blusa de manga larga con encaje de color blanco, y una falda corta elegante.— Creo que este conjunto sería ideal para ti —dijo la encargada, entregándole las prendas. — Es casual y cómodo, perfecto para el día a día.Shiro finalmente decidió por el conjunto compuesto por una blusa ligera y una falda corta plisada de color negro. Satisfecha con su elección, se dirigió a la encargada de la tienda.— Disculpe, además de esto, también necesito comprar ropa interior. —dijo Shiro, sintiéndose un poco avergonzada pero tratando de mantener la compostura. Pues hasta ahora, lo único que había llevado debajo de su uniforme eran los calzoncillos que tenia cuando aún era Sora.La encargada, una mujer joven y amable, sonrió comprensivamente.— Por supuesto, tenemos una variedad de ropa interior cómoda y bonita. Sígueme —respondió, guiando a Shiro hacia la sección de ropa interior.Shiro observó los diferentes estilos y diseños, desde los más sencillos hasta los más elaborados. La encargada le mostró algunos conjuntos que combinaban comodidad y feminidad.— Aquí tienes algunas opciones. Este conjunto de algodón es muy suave y cómodo para el uso diario. También tenemos estos de encaje, que son un poco más elegantes pero igualmente cómodos.Shiro no pensó mucho sobre la ropa interior que tenía que llevar, ya que cuando era un chico eso no importaba tanto, así que tomó cualquiera de las opciones que le había ofrecido la encargada.Luego, se dirigió al probador para poder cambiarse. Sin embargo, la vergüenza comenzó a invadirla cuando se dio cuenta de que tenía que desnudarse para poder probarse la ropa que había elegido. Con el rostro rojo de vergüenza, Shiro tomó un respiro profundo para calmarse. Después de unos segundos, comenzó a quitarse la camisa, pero sus nuevos pechos hacían la tarea más difícil, ya que no llevaba nada encima, desabotonando cada botón sentía que su corazón latía mas rápido. Cerrando los ojos con fuerza, comenzó a quitarse los pantalones y cuando finalmente lo hizo, se miró al espejo y sintió una culpa incomprendida. Sin embargo, trató de asimilarlo y se dijo a sí misma que no había problema, ya que era su cuerpo.Mientras se miraba en el espejo, notó la delicadeza y belleza de su nuevo cuerpo. El cabello largo y plateado caía en cascada sobre sus hombros, y sus ojos rojos brillaban con una intensidad que nunca antes había visto. A pesar de la vergüenza, no podía evitar sentirse intrigada por su nueva apariencia.Ahora seguía lo más difícil. La ropa interior que había elegido tenía que ponérsela sí o sí, y no había marcha atrás. Shiro reunió coraje para quitarse los calzoncillos que tenía puestos, dio un respiro profundo para poder mentalizarse. Sin embargo, la vergüenza terminó por ganarle.— Esto es ridículo —pensó, sintiendo el calor subir a sus mejillas.Se armó de valor, pero sus manos temblaban ligeramente mientras intentaba quitarse los calzoncillos.— Mejor cierro los ojos y así logro hacerlo más rápido —pensó, sintiendo el rubor intensificarse en sus mejillas.Con los ojos cerrados, Shiro buscó a tientas la ropa interior femenina que había dejado en el banco del probador. Sus dedos encontraron el delicado tejido, y con un último suspiro de resignación, dejó caer los calzoncillos al suelo. La frescura del aire en su piel desnuda le hizo sentir una nueva oleada de vergüenza, pero rápidamente tomó las pantsu y se las puso, sintiendo el material suave y diferente contra su piel.El siguiente paso era la parte superior, algo completamente nuevo para ella. Con las manos temblorosas, tomó el sujetador, intentando descifrar cómo ponérselo correctamente. Frustrada por su propia torpeza, abrió un poco la puerta del probador y llamó a la encargada, que para su fortuna estaba parada en frente del probador, esperándola a que termine de cambiarse.— Disculpa... —murmuró, apenas audible. — Necesito ayuda con esto...La encargada, con una sonrisa comprensiva, entró al probador.— No te preocupes, es normal que te cueste al principio. Déjame ayudarte.Shiro asintió, avergonzada pero agradecida. La encargada le mostró cómo ponerse el sujetador y ajustarlo para que le quedara cómodo. Shiro observó atentamente, tratando de memorizar cada movimiento.— Listo, ya estás —dijo la encargada, sonriendo. — Te queda perfecto.— Gracias... —murmuró Shiro, aún sonrojada.Después de ponerse la ropa interior, Sora se miró al espejo y, aún con una pequeña sensación de vergüenza al verse con esa nueva apariencia, procedió a ponerse el conjunto que había seleccionado. Con un poco de torpeza y gracia, finalmente logró cambiarse. El vestido de verano, con su blusa de encaje y la falda plisada, le daba un aire fresco y juvenil que realzaba su nueva figura. Shiro salió del probador un poco temerosa, con el corazón latiendo con fuerza.Al ver a la encargada, se sintió expuesta y vulnerable, pero la sonrisa de la mujer y el leve sonrojo en su rostro la tranquilizaron.— Te ves maravillosa —dijo la encargada, admirando el resultado. — Ese conjunto te queda perfecto.Shiro sonrió tímidamente, sintiendo el calor en sus mejillas. Era una sensación nueva, ser el centro de atención de esa manera, pero no desagradable.— Gracias... —murmuró, sus palabras casi inaudibles.La encargada se acercó, ajustando una arruga en la falda con cuidado.— ¿Necesitas algo más? ¿Tal vez unos zapatos que combinen?Shiro asintió, aún un poco abrumada por la experiencia.— Sí, creo que sería una buena idea.La encargada le ayudó a elegir un par de zapatos y zapatillas que complementaban perfectamente el conjunto. Cuando finalmente estuvo completamente vestida, Shiro se miró en el espejo grande de la tienda.La transformación era completa. La imagen reflejada no era la de Sora, el chico tímido y antisocial que siempre había evitado las miradas ajenas. En su lugar, estaba Miyuki Shiro, una chica joven y hermosa cuya presencia irradiaba una nueva confianza. Los cabellos plateados caían en suaves ondas alrededor de su rostro, y sus ojos rojos brillaban con una intensidad que capturaba la luz del sol. La blusa de encaje resaltaba su delicadeza, mientras la falda plisada le daba un aire de elegancia juvenil.Shiro observó su reflejo con una mezcla de asombro y emoción. No podía evitar sentir una profunda nostalgia al recordar a Sora, pero también una chispa de esperanza. Las manos temblorosas de la encargada que había ajustado su falda ahora descansaban sobre sus hombros en señal de apoyo. Inmediatamente después, la encargada le trajo algunos vestidos de verano y un par de pijamas, Shiro un poco aturdida por la emoción, asintió a todo lo que la encargada le había ofrecido.Después de arreglarse con el nuevo conjunto, Shiro se dirigió al mostrador de la tienda para pagar por todo lo que había seleccionado. Aunque se sentía feliz por la nueva apariencia que tenía, su rostro se transformó al ver el precio total en la caja registradora.— ¿50,000 yenes? —exclamó en su mente, sintiendo una punzada de incredulidad.Aunque el precio le resultaba un tanto caro, no quiso hacer una escena. Recordó que el Creador le había dado dinero para empezar esta nueva vida, y aunque 50,000 yenes era una cantidad considerable, decidió que valía la pena para asegurar su transformación.La encargada le sonrió amablemente mientras empaquetaba sus compras.— Te ves maravillosa con ese conjunto. Realmente resaltas —dijo, sin notar la preocupación en los ojos de Shiro.— Gracias —respondió Shiro, esforzándose por mantener una expresión serena mientras sacaba el dinero.Pagó la cantidad sin decir nada más, agradecida de tener los medios para hacerlo, pero también consciente de que debía manejar su dinero con cuidado en el futuro. Mientras guardaba su cambio y recogía las bolsas, la sensación de satisfacción por su nueva apariencia fue acompañada por un ligero nerviosismo acerca de los gastos que tendría que enfrentar en esta nueva vida.Al salir de la tienda, Shiro desprendía un brillo excepcional, una elegancia y belleza que no pasaban desapercibidas.A medida que caminaba, la reacción de las personas a su alrededor era inconfundible. La gente se detenía y se giraba para mirarla, sus ojos llenos de asombro. Las chicas que paseaban con sus novios se sentían un tanto inseguras al ver a Shiro, cuya presencia parecía eclipsar todo a su alrededor. Los chicos, por su parte, trataban de disimular sus miradas, pero la belleza de Shiro era demasiado impactante para ignorarla. Sus intentos de disimulo solo lograban enfurecer a sus novias, que les lanzaban miradas de reproche.Shiro notó estas reacciones con una mezcla de sorpresa y timidez. Aunque siempre había sido consciente de su transformación física, ver el impacto que tenía en los demás era algo completamente nuevo para ella. Trató de mantener la cabeza en alto y no dejarse intimidar por las miradas y murmullos a su alrededor.— Parece que esta nueva vida va a ser más complicada de lo que pensaba —murmuró para sí misma, sintiendo una mezcla de emoción.A pesar de las miradas y la atención, Shiro continuó caminando con determinación. Sabía que adaptarse a esta nueva realidad llevaría tiempo, pero estaba dispuesta a enfrentarlo, había mucho más que aprender y experimentar, y cada día sería una oportunidad para descubrir más sobre sí misma y el mundo a su alrededor.Una vez que Shiro salía de la zona comercial, comenzó a caminar por las grandes calles de Tokio. Aunque ya eran las 12 de la tarde, el bullicio de la ciudad no se detenía, a pesar de la hora, su determinación por encontrar un nuevo departamento no se veía disminuida. Caminando con paso firme, sus nuevos atuendos resaltando aún más su elegancia. Sabia que su próximo paso era crucial: encontrar un lugar acogedor y espacioso donde pueda vivir. Pero, sobre todo, un nuevo hogar esté cerca de la preparatoria, para poder estar cerca de sus antiguos amigos.Shiro se detiene frente a una agencia inmobiliaria, observando los anuncios en la ventana. Varios apartamentos están listados, cada uno con sus propias características y precios. Con una mezcla de nerviosismo y esperanza, entra en la agencia y se dirige al mostrador.— Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarte? —pregunta una amable agente inmobiliaria.— Hola, estoy buscando un departamento cerca de la preparatoria ASAHI. Quisiera algo espacioso y acogedor, pero también que esté dentro de mi presupuesto —respondío Shiro con una sonrisa.La agente asiente y comienza a revisar su computadora.— Tengo algunos lugares que podrían interesarte. ¿Te gustaría verlos ahora?— Sí, por favor —dice Shiro, sintiendo un destello de emoción.La agente le muestra varias opciones en la pantalla, y juntas seleccionan tres departamentos para visitar. Salen de la agencia y se dirigen al primer lugar, un edificio moderno a solo diez minutos de la preparatoria.Al llegar, Shiro observa el edificio con detenimiento. Es elegante y bien mantenido, con un pequeño jardín en la entrada. Suben al quinto piso y la agente abre la puerta del departamento. El espacio es amplio y luminoso, con grandes ventanas que ofrecen una vista impresionante de la ciudad.— Este es perfecto —piensa Shiro, recorriendo cada habitación.La sala de estar es acogedora, la cocina moderna y funcional, y el dormitorio principal es espacioso, con un gran armario y un baño privado.— ¿Qué te parece? —pregunta la agente, observando la expresión de Shiro.— Es maravilloso. Es justo lo que estaba buscando. —respondió Shiro con una sonrisa.Después de firmar los documentos, Shiro agradeció a la agente, quien le entregó las llaves de su nuevo departamento con una sonrisa cálida. La agente la felicitó por su compra y se despidió, dejándola sola en su nuevo hogar. Shiro se quedó en silencio, sosteniendo las llaves en su mano, mientras observaba su alrededor. El departamento estaba casi vacío, caminó lentamente hacia la ventana y miró la ciudad que se extendía ante ella. Los rascacielos reflejaban la luz del sol, mientras el bullicio de la cuidad continuaba abajo.Se sentó en el borde de su cama y dejó escapar un suspiro. Sacó su celular del bolso y se dio cuenta de que ya eran las 5 de la tarde. Había sido un día largo y lleno de cambios. Desde su transformación, la compra de ropa nueva y ahora la mudanza a este nuevo lugar, todo parecía un torbellino de eventos que apenas podía procesar.Cansada, se recostó en la cama y cerró los ojos. Los acontecimientos del día pasaron por su mente, uno tras otro, como una película. Sentía el peso del cansancio en sus párpados, pero también una extraña sensación de logro. Había dado pasos significativos hacia su nueva vida.Mientras se relajaba, la suave brisa de la tarde entraba por la ventana abierta, llevándose consigo los sonidos distantes de la ciudad. Los pensamientos de Shiro se volvieron más lentos, más pesados, hasta que finalmente se hundió en un sueño profundo. La ciudad que antes le parecía intimidante ahora se le presentaba como un lugar lleno de oportunidades y nuevas experiencias.. . .Por fin había amanecido. Era domingo, y Shiro aún dormía profundamente en la cama, agotada por todo lo sucedido el día anterior. Sin embargo, el sonido estridente de la alarma de su celular la hizo despertar de un salto. Asustada y sin saber lo que pasaba, se incorporó rápidamente, buscando la fuente del ruido.Miró alrededor con los ojos todavía medio cerrados. Cuando finalmente encontró su celular, lo desbloqueó y vio la hora: eran las 5 de la mañana. Sorprendida, se dio cuenta de que había estado dormida durante diez horas. Con un suspiro, se dejó caer de nuevo en la cama, tratando de procesar la situación. — ¿Diez horas? —pensó, incrédula. La intensidad del día anterior la había dejado completamente exhausta.— Hoy es un nuevo día. —pensó. — Tengo que seguir adelante. Con esa determinación, se levantó lentamente de la cama, estirándose para despejar el sueño de su cuerpo.Se dirigió al baño, recordando que no había tenido tiempo de ducharse adecuadamente el día anterior. Mientras se acercaba al espejo, la imagen reflejada le recordaba constantemente que, aunque era ella misma, su cuerpo había cambiado por completo. Una chica joven y hermosa, la miraba de vuelta.Shiro tragó saliva, sintiendo sus mejillas arder. La idea de desnudar su nuevo cuerpo la llenaba de incomodidad. — No debería sentirme así. —pensó, intentando calmarse. — Es mi cuerpo ahora, tengo que acostumbrarme.Con un profundo suspiro, se armó de valor y empezó a desvestirse lentamente. Mientras quitaba su ropa, sus manos temblaban ligeramente. — No mires mucho. —se dijo a sí misma, cerrando los ojos momentáneamente para evitar la vergüenza.Finalmente, se quedó solo con su ropa interior. Al tocar el borde de sus pantsu, sintió una punzada de nerviosismo aún más intensa. — Vamos, tú puedes. —pensó, tratando de reunir el coraje necesario. Cerró los ojos con fuerza y rápidamente se los quitó, sintiendo el aire frío contra su piel. Se quedó unos segundos inmóvil, con los ojos cerrados, tratando de asimilar la sensación. Cuando finalmente abrió los ojos, se encontró con su reflejo, y no pudo evitar sentir una mezcla de sorpresa y vergüenza. — Es solo mi cuerpo. —se recordó, — No hay nada de qué avergonzarse.Con esa determinación, se dirigió a la ducha. El agua caliente fue un alivio, lavando no solo la suciedad, sino también parte de su nerviosismo. Poco a poco, empezó a relajarse, aceptando la nueva realidad de su situación. La ducha fue refrescante y revitalizante. A medida que el agua caliente corría por su cuerpo, sintió que el cansancio y la tensión se desvanecían. Cuando terminó, se vistió con una de las nuevas prendas que había comprado, sintiéndose un poco mas cómoda y segura.Después se dirigió a la cocina para preparar un desayuno ligero, algo sencillo pero suficiente para empezar el día. Mientras desayunaba, sus pensamientos vagaban hacia el pasado, hacia la vida que había dejado atrás como Sora.Con cada bocado, se preguntaba qué habría sucedido con su cuerpo. ¿Habrían ya velado sus restos? ¿Estarían sus padres enterados de su muerte? Se imaginó la tristeza y el shock que debieron haber sentido sus amigos al enterarse de su repentina muerte. La culpa y la tristeza la invadieron momentáneamente, pero decidió no ahondar demasiado en esos pensamientos. Era una nueva vida y debía concentrarse en el presente.Sin embargo, recordó que en su antiguo departamento tenía algunas cosas valiosas que le pertenecían a Sora. No podía simplemente abandonarlas, no solo por su valor material, sino también por el significado sentimental que tenían.Se trataba de un pequeño álbum antiguo, que Sora guardaba debajo de su cama, en él estaban algunas las fotos de su niñez, pero también la fotos que se había tomado con sus amigos después del reencuentro, todos esos momentos valiosos que paso con ellos en en transcurso de esos días estaban en ese álbum. Decidida, Shiro terminó su desayuno y comenzó a planear su próxima movida: debía regresar a su antiguo departamento y recuperar aquel objeto.Después de salir de su nuevo departamento, Shiro revisó su celular y vio que ya eran las 8 de la mañana. El sol comenzaba a alzarse, llenando las calles con una cálida luz dorada. La ciudad despertaba lentamente, y Shiro se preparaba para enfrentarse a su pasado.Se dirigió rápidamente a la estación de tren más cercana, al llegar, compró su boleto y se subió al tren, buscando un asiento cerca de la ventana. Mientras el tren avanzaba, Shiro miraba por la ventana, viendo cómo los edificios y calles pasaban rápidamente a su lado. Sus pensamientos volvieron a los días en los que solía tomar este mismo tren como Sora, un chico que nunca habría imaginado la transformación que ahora estaba viviendo. Recordó los momentos de soledad, las caminatas solitarias y las miradas perdidas en la multitud.Después de un viaje que le pareció tanto corto como eterno, el tren llegó a su destino. Shiro se bajó y comenzó a caminar hacia su antiguo departamento, después de minutos, llegando por fin a su antiguo edificio. Subió las escaleras con pasos ligeros, al llegar a la puerta, sacó la llave y, con un suspiro profundo, giró la cerradura.Al entrar, fue recibida por una vista inesperada: el lugar estaba vacío. Todas sus cosas no estaban, solo quedaban algunos muebles dispersos. El eco de sus pasos resonaba en el apartamento vacío, y una sensación de vacío llenó su pecho. Los recuerdos la inundaron, pero Shiro sabía que debía concentrarse en su tarea: encontrar el álbum de fotos que había dejado escondido debajo de su cama. Ese álbum contenía recuerdos preciosos, momentos capturados que nunca quería olvidar.Se agachó lentamente, su corazón latiendo con fuerza mientras apartaba la colcha para mirar debajo de la cama. Sus ojos buscaron ansiosamente la caja donde guardaba sus cosas más valiosas. Grata fue su sorpresa al ver que la caja seguía ahí, intacta, como si esperara pacientemente su regreso.Shiro se agachó un poco más, estirando la mano para alcanzar la caja. Justo cuando sus dedos rozaron la tapa, escuchó un sonido inesperado, pasos. Se quedó helada, su corazón latiendo aún más rápido. Las pisadas se acercaban, resonando en el silencio del apartamento vacío. Alguien más estaba allí, y se dirigía directamente hacia ella.Con el cuerpo tenso y la mente en alerta, Shiro contuvo la respiración y miró alrededor buscando un lugar para esconderse, pero el tiempo era escaso. Las pisadas se acercaban, cada vez más cerca, y el miedo se mezclaba con la adrenalina en su interior.Shiro no pudo pensar bien rápidamente, así que optó por esconderse debajo de la cama. Con el corazón palpitando y la respiración contenida, miró de reojo hacia la puerta justo cuando esta se abrió. La silueta de un joven se delineó en la penumbra de la habitación, su figura era extrañamente familiar.El joven entró y se dirigió al centro de la habitación con movimientos lentos y pesados. Shiro, desde su escondite, frunció el ceño al observarlo más de cerca. Fue entonces cuando escuchó el sollozo inconfundible y las palabras que le helaron la sangre.— Lo siento... lo siento, Sora... —dijo el joven con una voz entrecortada, llena de dolor y arrepentimiento.En ese momento, Shiro reconoció esa voz. Era Haru, su amigo. La sorpresa la sacudió con fuerza, y una ola de emociones la envolvió. Haru estaba allí, en el lugar que ella había dejado atrás, lamentándose y pidiendo perdón.Haru se arrodilló en el suelo y continuó llorando, sus sollozos llenando el silencio de la habitación. Su dolor era palpable, y Shiro sintió una punzada de tristeza al ver a su amigo en ese estado.— Si hubiéramos estado a tu lado aquel día, nada de esto hubiera pasado. Lo siento tanto —murmuró Haru, su voz quebrándose con cada palabra.Shiro cerró los ojos, intentando contener las lágrimas que amenazaban con salir. Quería salir de su escondite, abrazar a Haru y decirle que todo estaba bien, pero sabía que no podía hacerlo.Mientras Haru se levantaba, sus pasos resonaban en la habitación mientras se preparaba para salir. Shiro, aún agachada bajo la cama, intentaba contener sus sollozos, pero su corazón seguía palpitando desbocado. De repente, sin poder evitarlo, Shiro dio un pequeño estornudo.El sonido rompió el silencio pesado de la habitación. Haru se detuvo en seco, y la sorpresa se reflejó en su rostro. Con cautela, giró lentamente hacia el lugar de donde había venido el ruido, su expresión pasando del dolor al desconcierto.—¿Quién está ahí? —preguntó Haru, su voz temblando con una mezcla de curiosidad y preocupación.Shiro, con el rostro pálido y las lágrimas en los ojos, emergió de su escondite con lentitud. Su cuerpo temblaba ligeramente, y el calor de la vergüenza la invadió. El álbum de fotos aún estaba en sus manos, y el peso de la situación se hacía más evidente con cada paso que daba.A medida que se ponía de pie, la habitación parecía contraerse en un silencio pesado, solo roto por el sonido suave de su respiración entrecortada. La luz que entraba por la ventana se filtraba a través de los rincones, iluminando su figura con un resplandor.Lo que Haru vio ante él era una imagen que desafiaba la realidad que conocía. Shiro, emanaba una belleza que parecía sobrehumana. La delicadeza de sus rasgos, la elegancia de su postura, Haru parpadeó, tratando de asimilar la visión. Las lágrimas que aún se deslizaban por sus mejillas parecían secarse mientras su mente intentaba reconciliar la imagen de la chica frente a él. Su sorpresa se tornó en desconcierto, y un nudo en la garganta le impedía hablar.Próximo capítulo:"Cicatrices Del Pasado"