El sonido de los truenos se oía a la distancia mientras el equipo Alfa se movía de manera rápida y sigilosa por las calles de la colonia buscando a los ciudadanos. El lugar se encontraba vacío, sin ningún tipo de señal de sobrevivientes al ataque ni tampoco cadáveres o manchas de sangre. Los edificios se encontraban vacíos e intactos.
- Esto no me gusta- murmuró el Cabo O'Higgins mientras recorría el lugar- es como si se hubiesen evaporado de un momento a otro. Tendría que haber restos de pelea, sangre o algo, sin embargo, este lugar se encuentra limpio, como si solo se hubiesen levantado e ido sin oponer resistencia
- Es cierto- lo secundó Ruster mirando a su alrededor- mi olfato no puede hallar rastros de sangre de ningún tipo, sea humana, extraterrestre o de esos Hombres Pez, si hubiesen usado pistolas vaporizadores, el aroma que deja un cuerpo al convertirse en polvo me sería detectable a un kilómetro de distancia, pero fuera del fresco aroma del viento, no huelo nada.
- Interesante observación- asintió el Sargento Harald haciendo una señal de alto con su puño levantado, sujetando el transmisor, preguntó- Equipo Beta, me copia- la señal de interferencia fue lo único que se oía- mierda- mirando hacia el cielo, Harald dijo- no lo entiendo, la tormenta aún no ha llegado, no debería existir dicha interferencia.
- Sargento, ¿No será posible qué la interferencia sea por parte de nuestro enemigo? - le preguntó Brinx mirando a su alrededor
- Posiblemente- asintió Harald levantando su rifle de rayos mientras le indicaba al resto de sus hombres que continuaran camino.
La Colonia no solo se encontraba desierta, sino que también poseía un aspecto sombrío y bastante oscuro. El único lugar que se hallaba en llamas en ese momento era el puerto espacial, pero el resto del lugar estaba intacto, oscuro y silencioso, siendo el sonido del viento junto con los fuertes truenos que sonaban en la distancia lo único que se oía en aquel lugar.
No lejos de allí, ocultos en las sombras, unos ojos amarillos los observaban mientras se preparaban para atacarlos ni bien cayesen en su trampa.