La nave de los Rangers Espaciales se estaba aproximando al destino. En su interior se podía ver a un grupo de soldados compuestos por veinte o veintitrés hombres y mujeres que portaban una armadura de color azul que cubría todo su cuerpo, un enorme casco cubría su cabeza, dejando solamente su rostro visible. Su aspecto era muy similar al de un jugador profesional de Futbol americano antes que un soldado propiamente dicho. La filosofía de los Rangers Espaciales era mostrarse imponentes y amigables a la vez, no solo para diferenciarse de las Tropas Kantianas sino porque ellos creían que al no llevar una máscara que ocultara su rostro, dejaban en claro que no eran conquistadores y que no ocultaban nada, sino que eran absolutamente transparentes.
El tiempo de llegada era de una hora y treinta minutos, tiempo suficiente para poner a los Rangers al corriente de lo ocurrido.
- La colonia Edén- les contó su sargento, un hombre de piel blanca y cabello plateado con un corte militar- fue descubierta hace unos meses atrás, dentro de nada estaría cerca de cumplir el año, por una flota científica que la encontró por casualidad. Tras explorarla y comprobar que era compatible con las ciento ocho razas de la Alianza, se decidió poblarla. No tardaron en descubrir que era más que perfecta, era idílica, por eso recibió el título de Edén
- La trampa perfecta- señaló el Cabo Higgins al ver como las cámaras de los satélites enfocaban a las criaturas con aspecto de sapo emerger del fondo del mar
- En efecto, así es. Quizás debieron de sospechar que algo no andaba bien, pero...- mostrándose triste y molesto el Sargento Harald finalizó- ¿Por qué no? ¿Por qué no podía existir el mundo perfecto? - retomando su compostura, dijo- Cuando aterricemos, buscaremos a los colonos y los evacuaremos de inmediato. Si tenemos que pelear contra esas criaturas, lo haremos, pero preferiría hablar con ellas antes de iniciar otra guerra interplanetaria sin sentido, al fin y al cabo, somos la Alianza Interplanetaria, no el Imperio Kantiano. Pueden retirarse.
La nave había llegado a la órbita del planeta, desde la distancia se podía percibir su falsa perfección: una capa de ozono fuerte y resistente, un enorme océano que la rodeaba junto a una enorme Pangea que tenía la misma longitud que todo el continente americano entero y cuyos Polos se encontraban con enormes mazas de hielo puro y duro. ¿Cómo poder negarse a colonizar tal belleza de planeta? Sorprendente era que los Kantianos no hubiesen mostrado interés en ellos.
"Y por algo será " pensó Zero- One al verlo a la distancia. La enorme nave de los Rangers Espaciales tampoco tardó en llegar, de color castaño oscuro y con varias ventanas amarillas, aquella nave con forma de tortuga le mandó un saludo radial que Zero- One respondió con otro.
- Me alegra que llegaran- les dijo Zero- One con un tono alegre mientras les sonreía- unos minutos más y hubiese tenido que bajar sola
- Nosotros también estamos contentos de verte Zero- One- les contestó el capitán de la nave de los Rangers- supongo que ya sabes lo que tienes que hacer, ¿Cierto?
- Por supuesto que sí, salvar a los colonos restantes y patear traseros alienígenas- sonrió Zero- One preparando la nave para bajar
- Divertido dicho viniendo de una Alienígena- observó el capitán con sarcasmo, añadiendo- y antes de que te molestes, yo soy del planeta Narhiel, de modo que también soy alienígena
- Bien por ti- sonrió Zero-One preparando su armamento
- Una cosa más- le contestó el capitán con serenidad- si bien es cierto que tenemos autorización para defendernos de los hombres pez, lo mejor será que antes intentemos dialogar con ellos. No queremos enemigos sino aliados
- Je, ni que fuera una Kantiana- asintió Zero-One preparándose para descender al planeta Edén- Sin embargo, no esperen una actitud diplomática de mi parte cuando nos ataquen en el momento en que evacuemos a los rehenes
- Lo mismo digo- asintió el capitán de los Rangers Espaciales mientras permitía a la mini nave de evacuación que despegara rumbo a Edén junto con las naves que llevaban a los Ranges Espaciales
Las tres naves pasaron sin problemas la capa de ozono, adentrándose en la atmosfera, logrando ingresar al planeta. Una vez dentro se dirigieron a la colonia, pudiendo llegar en menos de una hora espacial.
aterrizando en el puerto espacial, que se encontraba casi en llamas, las naves se abrieron y saliendo de ella los cinco escuadrones de Rangers Espaciales junto a Zero-One, se prepararon para cumplir con la misión.