En el momento en el que desperté ya era de día, mi nariz estaba llena de arena, al momento de levantar mi rostro y abrir los ojos, ví una cabeza decapitada frente a mí, salté del susto levantándome rápidamente únicamente para volver a caer sentada, ahí ví la escena que estaba frente a mi… Cientos de cuerpos sin vida tirados en el suelo, sentí náuseas de solo verlo, muchos de ellos estaban mutilados, con armas incrustadas en sus cuerpos e incluso decapitados, ante mi estaba el resultado de una masacre.
Me sentí mareada y empecé a hiperventilarme, sentí una taquicardia extrema, lo que estaba viendo no podía ser cierto, me agarre la cabeza y sostuve mi pecho intentando tranquilizarme, después de unos minutos logré calmarme, me levanté e intenté observar en donde me encontraba ¿Cómo llegué aquí? Lo último que recuerdo es que estaba caminando en las calles después de la discusión que tuve con mis padres, mientras pensaba unas voces se escucharon a lo lejos, yo por reflejo me agache y al asomar la cabeza ví dos siluetas, eran dos personas o al menos eso parecían, tenían armaduras color obsidiana, eran grandes y siniestros, pensé en pedir ayuda pero en cuanto ví el rostro de uno de ellos senti que lo mejor seria no acercarme, me escondí detrás de una roca y pensé en cómo escabullirme de ahí, ellos estaban inspeccionando los cuerpos así que si era lo suficientemente rápida y silenciosa podría salir de ahí sin que me notarán, y eso hice, corrí en dirección opuesta a dónde estaban ellos mientras me mantenía agachada para que no me vieran, cuando me aleje lo suficiente acelere para alejarme lo más rápido posible de ahí, después de correr por unos minutos me detuve, hace un rato habían dejado de aparecer cuerpos por el suelo así que supuse que no irían hasta donde yo estaba, me senté, todavía con el corazón agitado me pregunté a mi misma que eran esas cosas, definitivamente no eran humanos, mi cabeza empezó a doler nuevamente por tanta información que había recibido de golpe, ¿Soldados? ¿Qué eran esas criaturas? ¿Qué hago yo aquí? lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos por la confusión que sentí en ese momento.
Me puse de pie y empecé a caminar, sin saber a dónde me dirigía, pero supuse que era mejor que quedarme quieta en ese lugar, camine posiblemente por más de una hora y el escenario que veía seguía siendo el mismo, arena, rocas y arbustos secos, nada diferente, el sol ya empezaba a quemarme la piel y la ropa que traía puesta no ayudaba en lo más mínimo, una playera sin mangas y un pantalón de mezclilla incómodo para caminar grandes distancias, mis piernas ya estaban irritadas por el constante roce al caminar, empecé a sentirme sedienta y un poco fatalista, pensé que ya no saldría de ahí, en eso empecé a escuchar un ruido detrás mío, era una carreta al parecer, se detuvo a un lado mio y amablemente el hombre que la conducía me dijo.
-"Hola pequeña ¿Qué haces caminando por el desierto? toma, un poco de agua debes de estar sedienta"
Sin decir nada rápidamente y por reflejo agarre el agua de sus manos bruscamente y la bebí toda, el tenía aspecto de tener unos 40 años aproximadamente, estaba tan feliz que empecé a llorar.
-"¡Waaah! Gracias gracias, pensé que moriría deshidratada, llevó horas caminando."
Estaba escurriendo en lágrimas de alivio, la felicidad que sentí en ese momento por el hecho de que alguien me encontrará, me deje caer de rodillas sobre la arena mientras le agradecía una y otra vez mientras escurría lágrimas y secreciones nasales.
-"Jaja no tienes de que agradecer, si no fuera porque desvíe mi camino debido a que la ruta que solemos tomar los comerciantes está bloqueada por los Inuwá es muy probable que hubieras muerto, este desierto no perdona a nadie, sube te llevaré a la aldea más cercana."
Me levanté del suelo y entre llanto y sollozos asentí con la cabeza y me subí en la zona de carga de la carreta, que amable señor, pensé y secando todavía mis lágrimas de felicidad le pregunté.
-"Disculpe señor, ¿Qué es lo que usted comercia?"
-"Oh exactamente no soy un comerciante, me dedico a llevar agua entre los pueblos vecinos, como ya sabrás los pozos fueron tomados por los Inuwá hace dos años y cobran impuestos exorbitantes por usarlos y únicamente el pozo de la zona norte está libre de ellos, nosotros nos encargamos de transportarla a los pueblos vecinos para que no se queden sin agua"
-"Ya comprendo"
¿Los Inuwá? ¿Serán aquellas cosas que ví hace un rato? Tengo tantas cosas que analizar, al parecer estás personas están pasando por un conflicto con esas criaturas que les están quitando sus recursos, que crueldad…
-"¿Y tú niña? ¿Qué hacias caminando sola en el desierto?"
Diablos ni siquiera yo sé por qué estoy aquí, ni siquiera sé dónde estoy en primer lugar ¿Que se supone que conteste? Analizando todo lo que he visto dudo estar en la época moderna ¿Que es esto? ¿Estoy en el pasado? Podría llegar a pensar algo así pero esas criaturas me aseguran que no, entonces ¿Estoy en otro mundo? ¿Y cómo se supone que llegué a otro mundo? Sin darme cuenta empecé a balbucear lo que estaba pensando y de la nada el señor me habla de nuevo.
-"¿Niña?"
-*Ah, eh sí, disculpe, ayer quedé atrapada en un conflicto entre mi pueblo y los Inuwá, no alcance evacuar y solo de milagro sobreviví"
Fue la mejor mentira que se me ocurrió, es lo que pensó aquel hombre cuando aparecí anoche en medio de la batalla, y realmente lo último no es mentira, sobreviví solo por suerte, de hecho ¿Como se supone que quede inconsciente? Ahí fue que recordé que algo me había caído en la cabeza, por reflejo la toque pero solo con tocarla hice un sonido de quejido.
-"!Auch!"
-"¿Estás bien? Realmente lamento lo que le pasó a tu pueblo, a estado pasando más habitualmente desde que el gobierno mandó soldados para protegernos, los Inuwá no lo tomaron nada bien y han empezado a atacar pueblos por las noches y ni siquiera con la enorme cantidad de soldados que mandaron han podido detenerlos, al contrario lo único que ha pasado son más desgracias e incluso muchos soldados ya tienen miedo de pelear contra ellos.
-"¿Tan peligrosos son? ¿Quiénes son exactamente?"
-"Son monstruos que se hacen fuertes con las sombras y ocupan dicho poder para aprovecharse de la gente, se creían muertos hace décadas pero hace aproximadamente 12 años volvieron y empezaron a invadir pueblos, se aprovecharon de que nuestra región no tiene ejército alguno y tomaron fuerza, a pesar de ser un grupo pequeño conformado por menos de cien de ellos, son tan fuertes como un millar de hombres, sobretodo los magos de las sombras, que no solo aprovechan dicha fuerza que les otorga la oscuridad, si no que también son capaces de materializarla y ocupar dicha oscuridad como un arma"
-"Por cierto esa herida no se ve nada bien, lo mejor es que cuando lleguemos vayas con la curandera de la aldea, ella te atenderá"
-"muchas gracias eso haré"
Todo lo que me dijo, realmente tengo mucho en que pensar, me cuesta creer que criaturas así existan, me alegro de no haberme acercado a ellos, muy probablemente no habrían dudado en asesinarme.
-"Te recomiendo dormir niña, todavía faltan alrededor de dos horas para llegar al pueblo y te noto cansada"
Tiene razón, estoy cansada de caminar bajo el sol, creo que lo mejor será que me duerma un rato, este señor ha sido increíblemente amable espero no ser una molestia para él…
Me quedé dormida al instante en el que cerré los ojos, realmente no sentí que pasó mucho tiempo cuando me empezó a gritar.
-"¡Niña! ¡Despierta, nos están atacando!
En eso una flecha entró por la zona trasera y rompió uno de los jarrones que transportaba el agua, el señor aceleró y todo se movió bruscamente haciéndome tropezar.
-"¡¿Qué está pasando!?
-"¡Son bandidos, se dedican a asaltar a los comerciantes que se desvían del camino principal para arrebatarle sus cosas!
Me asomé por la cortina trasera y llegué a ver cómo venían montados en una clase de lagartos gigantes, parecidos a los dragones de komodo, iban encapuchados sin que se les viera el rostro, rápidamente otra flecha entró rosandome y causandome una herida en la oreja derecha, caí de espalda y comencé a gritar del dolor, uno de los bandidos salto hacía el techo del carruaje, se escuchaba como las tablas del techo crujían, después atacó al señor desde ahí, el cual cayó provocando así que el carruaje se volcara, el techo se partió en dos y yo fui aventada fuera de la carroza, muchos de los jarrones se rompieron con el impacto, ya estando en el suelo mareada y algo lastimada por la caída vi como se llevaban los jarrones de agua amarrando los jarrones que quedaban a las colas de sus lagartos, pero una vez más quedé inconsciente.