El Patriarca Rong estalló en una carcajada sonora, su voz llena de triunfo.
—Qin Jiang, ¿acaso pensabas que no había preparado un plan de respaldo? —dijo con aire de suficiencia.
—Puedes esquivar una bala, pero ¿puedes esquivar diez, veinte... —no logró terminar su frase cuando su expresión cambió repentinamente de manera dramática. ¡Porque vio los oscuros cañones de las armas apuntados directamente hacia él!
—Esto... —En un instante, su rostro mostró incredulidad mientras el sudor frío le escurría.
—¡Liu Hu, qué significa esto! —rugió con ira en sus ojos, sintiendo que había sido tendido por Liu Hu.
Liu Hu soltó una burla:
—Patriarca Rong, parece que esta vez has calculado mal.
—¡Soy un fan leal del Señor Qin! ¿Cómo podría traicionarlo? —Liu Hu reprendió con rectitud. —¿Crees que esa pequeña cantidad de dinero que me diste es algo que ansío?