Xu Muge, calzada con tacones altos, se acercó con un aura imponente, digna y majestuosa.
Todo el mundo la miraba con asombro.
—¡Qin Jiang! —Xu Muge caminó hacia él, le besó en la mejilla y tomó suavemente la sopa de pollo de sus manos.
—¡Shh! —Esta escena dejó a todos los presentes completamente atónitos.
¿Presidenta Xu... ¿Estaba mostrando su amor?
¿Cómo es que no tenían ni idea de cuándo había empezado a salir con alguien la Presidenta Xu?
Igualmente, Li Jian estaba tan sorprendido que se le cayó la mandíbula, su rostro una imagen de incredulidad.
Qin Jiang no era más que un perdedor, ¿cómo podría estar involucrado con una belleza sin igual como Xu Muge? ¿Qué tenía él para merecerlo? Y lo más importante, ¡Xu Muge no solo conocía a Qin Jiang, sino que era su prometida!
Esto le hacía sentir como si el cielo se desplomara...
¿Acaso las diosas de hoy están todas ciegas?
¡No! ¡Error!
¡Debe ser que este tipo con sus dulces palabras había hechizado por completo a Xu Muge!