Qin Jiang esbozó una sonrisa fría —¿Qué pasa, si no cumplo, realmente crees que puedes matarme?
—Obstinado tonto —Shen Lian resopló fríamente—. Incluso si no puedo matarte, todavía puedo darte una severa lección.
Dejó de fingir y miró fijamente a Qin Jiang con ojos helados.
Entonces, atacó con la palma de su mano.
El golpe de palma era como un dragón cruzando el río, como si tuviera la intención de devorar a Qin Jiang entero.
Los ojos de Qin Jiang se volvieron gélidos, y un feroz espíritu de lucha surgió desde lo profundo de su ser.
Rápidamente reunió su fuerza, las venas abultadas en su brazo, liberando una fuerza extremadamente poderosa.
¡Bang!
¡El puño encontró la palma!
En un instante, la fuerza liberada por Shen Lian golpeó súbitamente el cuerpo de Qin Jiang,
forzándolo a retroceder paso a paso mientras Shen Lian avanzaba.
El poder seguía bombardeando a Qin Jiang, causando que el qi y la sangre en su cuerpo se agitasen incómodamente.
