—¡¿Qin Jiang?! —Al ver el verdadero rostro de Qin Jiang, las piernas de Wu Xiaolong se convirtieron instantáneamente en gelatina, y se colapsó en el suelo.
La cara de Wu Tianyun también se volvió pálida como la muerte, nunca esperando que el Maestro ante quien habían estado deseosos de arrastrarse fuera en realidad Qin Jiang. Y para empeorar las cosas, ¡acababan de enviar gente para dejarlo inválido!
Este era el fin...
Sus caras se volvieron de repente cenicientas.
En ese momento, la mirada de Qin Jiang se volvió cada vez más fría:
—¿Qué fue lo que dijiste antes? ¿Que mi mujer debería "limpiarse y entregarse" en tu puerta, y que yo debería venir aquí a arrodillarme y suplicar misericordia? —Se burló—. Bueno, ahora estoy aquí. ¿Qué tal si me arrodillo por ti ahora?
—¡No nos atreveríamos, no nos atreveríamos! —Wu Tianyun tembló por completo, luego se dejó caer de rodillas ante Qin Jiang—. Fuimos ciegos, fuimos estúpidos, esperamos que el Maestro no nos culpe.
