Estaban vestidos de negro, con sus rostros cubiertos, revelando solo un par de ojos, como lobos o tigres, su intención de matar tangible. Cuando pisaban el suelo, se oía una oleada de pisadas densas.
Una aura solemne y mortal parecía impregnar toda la noche.
—¿Miedo? —Qin Jiang los miró, su rostro inexpresivo mientras preguntaba.
—Miedo... —Zhao Yuefei no mostraba temor en su rostro, pero afirmó que estaba muy asustada, agarrándose subconscientemente de la mano de Qin Jiang.
No tenía miedo en absoluto, pero quería aprovechar esta oportunidad para satisfacerse a sí misma.
La palma de Qin Jiang era grande y cálida, dándole una sensación inexplicable de seguridad.
De repente, comenzó a disfrutar de este momento.
¿Era este... el único momento en el que podía disfrutar de su ternura?
Había una tristeza inevitable en su corazón.
—Si tienes miedo, escóndete detrás de mí —dijo Qin Jiang con indiferencia.
Su mirada se posó sobre un joven de pie en la cima.