```
—Shen Yuerong puchereó. ¡Abuelo! Realmente no quiero viajar con él. Es suficiente con que Mayordomo Xiao me acompañe. ¿Quién le necesita? ¡El Mayordomo Xiao es mucho más capaz que él!
—La expresión de Shen Tianrong se oscureció. ¡Yuerong! ¡Sé obediente!
—Shen Yuerong sopló indignada y miró a Qin Jiang con desdén, su rostro lleno de desplacer.
—¡A ella no le importaba un comino ese chico presuntuoso!
—Qin Jiang no se molestó en discutir con ella pero miró hacia Shen Tianrong y respiró hondo. ¡Señor Mayor Shen! Cuando vaya a reportarme al Departamento de Artes Marciales, en cuanto a mi madre, si es conveniente para usted, por favor cuide de ella.
—Entendido —dijo Shen Tianrong con una sonrisa.
—De vuelta en casa, encontró a Wen Wenling y Xu Muge ya conversando con tranquilidad.
—Su corazón estaba lleno de innumerables dudas y quería preguntarle a Wen Wenling, pero, al final, se contuvo.
—¿Quién exactamente salvó a Wen Wenling?