Los espectadores se dispersaron apresuradamente, temiendo quedar atrapados en el conflicto.
—Debería haber sabido que estarías esperándome. Ni siquiera necesito ir a buscarte —se burló Qin Jiang.
Qin Jiang sabía que con malhechores como Gu Baifeng, si no les enseñas una lección dolorosa, seguirían acosando a su hermana Sisi. Así, decidió aprovechar esta oportunidad para darle la lección dolorosa que se merecía.
Con ese pensamiento en mente, resopló fríamente y luego su mirada se tornó gélida mientras observaba al grupo que se acercaba.
—Niño, te doy una última oportunidad. Arrodíllate y pídeme disculpas ahora, y quizás te trate con clemencia —tomó la delantera Gu Baifeng.
—Exacto, que tu hermana sea mi novia voluntariamente. Hablaremos después de que me canse de jugar con ella.
—Buscando la muerte —los ojos de Qin Jiang destellaron fríamente al oír el lenguaje obsceno que salía de su boca—. Gu Baifeng, parece que estás pidiendo problemas.