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—¡Tú, tú, tú! —refunfuñó Zhuang Yutong—. ¡Estás buscando problemas!
—¡Zas! —La bofetada de Qin Jiang la envió rodando al suelo—. ¿Cómo terminaste en el suelo? Hoy en día, inculpar a la gente es un delito, ¿sabías?
—Golpeaste a mi hija. ¡Voy a pelear contigo! —Liu Yue se lanzó contra él, mostrando sus dientes y garras listas.
Qin Jiang la pateó en el abdomen.
—Pum —Liu Yue cayó al suelo, lloriqueando miserablemente, bañada en un sudor frío; no podría haber parecido más patética—. ¿Por qué te has tropezado conmigo?
—Inculpar a la gente así no está bien, y no soy el tipo de persona que puedas inculpar así nomás —dijo Qin Jiang, sonriendo.
—Tú, tú, tú... —Liu Yue y su hija estaban casi apopléjicas de ira.
Sentían que sus pulmones estaban a punto de explotar.
Mientras tanto, Xu Jinhong y los demás sentían una sensación de alivio sin precedentes—¡tan satisfactorio!
Parece... realmente se necesita a un villano para desgastar a otro villano.