Un grupo de personas se sentó, con Long Santai en el medio de la pequeña mesa, Long Fei y Lin Yingying a un lado, y Geng Liang al otro.
Lin Yingying tomó la iniciativa de servir vino, intentando mediar las relaciones en el medio. —Long Fei, el alcalde está visitando nuestro lugar, lo que es un honor para nuestra familia. Deberías brindar rápidamente por el alcalde —le dijo a Long Fei.
Este cumplido alivió completamente la incomodidad en el corazón de Geng Liang.
Si Lin Yingying hubiera dicho directamente que el alcalde estaba aquí específicamente para esperar a Long Fei, habría sido como darle una bofetada.
Long Fei entendió lo que Lin Yingying estaba pensando; ella temía poner en una posición difícil a Geng Liang.
Después de todo, uno tiene que ganarse la vida en Ciudad Binhai, y nunca conviene ofender seriamente a los padres oficiales.
Aunque uno tenga un respaldo fuerte, la realidad es que un funcionario local ejerce más poder inmediato.
