—¡Esa figura!
Aún más guapo que hace ocho años, con un toque adicional de compostura. Pero sin importar cómo fluía el tiempo, o cómo cambiaba el mundo, ese rostro nunca había cambiado; esos ojos seguían siendo tan profundos, tan persuasivos como cuando los dos se habían despedido.
En el momento en que Mu Zhiruo vio a Guo Yi, sintió que su corazón se destrozaba.
—¿Qué tan difíciles habían sido estos ocho años para él, para haber adquirido una habilidad tan imponente?
—¿Qué tan dura había sido su travesía, para haber alcanzado tal cima de fuerza?
Justo cuando Mu Zhiruo se preparaba para avanzar, Sikong la detuvo inmediatamente y dijo:
—Zhi Ruo, no puedes ir para allá. Una vez que comiencen a pelear, el aura de mi maestro podría lastimarte.
¡Whoosh!
Mu Zhiruo movió su mano y Sikong retrocedió varios pasos hacia atrás.
—¡Hmph! —El rostro bonito de Mu Zhiruo se volvió gélido mientras decía: