Con el corazón pesado, Luke ordenó a regañadientes a su subordinado que se infiltrara en la base del enemigo y robara sus registros.
Era plenamente consciente del inmenso peligro que implicaba y las posibles consecuencias para su equipo, pero su estado de ánimo actual era sombrío, y un sentido de despiadada determinación se filtraba en cada decisión que tomaba, otorgándole una presencia amenazante.
Era un claro contraste con su comportamiento habitual, pero no podía evitarlo.
El peso de sus propias frustraciones lo abrumaba, especialmente en cuanto a su estancado progreso con Hera.
Reconocía que sus sentimientos de insuficiencia estaban nublando su juicio, pero en ese momento, la urgencia de su misión eclipsaba sus mejores instintos.
Según Dave, Luke estaba siendo un completo cobarde.
Dave, que alguna vez estuvo en el fondo de su clasificación, no solo se había abierto camino hacia la cima, sino que también había hecho avances significativos en su progreso.
