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Pronto, Betty recibió las imágenes de la carrera, pero seguía desconcertada por la situación.
No podía librarse de la sensación de que la solicitud del equipo nacional provenía de algún malentendido por su parte.
Al no haber oído nada sobre las habilidades de Hera en las carreras, estaba desconcertada del porqué el equipo nacional de carrera querría que ella compitiera.
Cuando Betty abrió el video, su confusión persistió. Sin embargo, al ver la silueta de Hera deslizarse en un coche azul medianoche, su corazón se detuvo.
Mantuvo la compostura, pero a medida que avanzaba el metraje, Betty sintió que su corazón se detenía como si estuviera atrapado en su garganta.
Cuando presenció la hábil conducción de Hera, su corazón latía con fuerza en su pecho, casi amenazando con romper su caja torácica, y un torbellino de pensamientos comenzó a girar en su mente.
