Con esta nueva realización, Hera sintió cómo se le aliviaba un peso de los hombros. Pensar de esta manera le permitió sentir menos estrés y miedo sobre el futuro.
Ahora podía concentrarse en lo que tenía por delante y buscar conexiones auténticas con ellos, sin tratarlos como meros obstáculos que superar o personajes de una novela, sino como individuos reales con los que podía construir algo significativo.
Con estos pensamientos, sintió una ligereza en el pecho, una sonrisa genuina se extendió por sus labios mientras la dirigía hacia Zhane. Sus ojos se iluminaron, brillando con calidez al presenciar su primera sonrisa verdadera, una que no era por cortesía o contención, sino una expresión sincera que mostraba que estaba empezando a abrir su corazón hacia él.
