Rafael y Hera se marcharon rápidamente de la escena una vez que decidieron hablar, y los espectadores, al percibir la seriedad en el rostro de Hera, optaron por no seguirlos. Respetaron la gravedad de la situación y evitaron entrometerse en su conversación. En consecuencia, la transmisión en vivo concluyó en ese punto.
Hera y Rafael se dirigieron al Pabellón Dragón Dorado en el coche de Rafael. Anteriormente, antes de su viaje, Hera había entregado las llaves de su coche a Gerald en presencia de Rafael. Este gesto hizo que Rafael levantara una ceja, cuestionando la importancia de Gerald en la vida de Hera y por qué parecía estar en todas partes con ella. A pesar de su curiosidad, Rafael eligió no expresar sus preocupaciones, no queriendo perturbar el buen ánimo que acababa de lograr establecer con Hera después de su reconciliación, o eso esperaba.