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Observó cómo las tres mujeres frente a Hera luchaban por responder a su réplica. Estas estaban visiblemente atónitas, con Alice manteniendo una fachada de calma pero traicionando sutiles signos de nerviosismo. Gerald casi podía ver las ruedas girar en su mente mientras buscaba frenéticamente una forma de salvar la situación. Era claro que sus pensamientos corrían a una velocidad vertiginosa.
Pero Gerald tenía poco tiempo para centrarse en las cambiantes expresiones de Alice. Su atención estaba fija en los comentarios en línea. Al ver que la opinión pública se inclinaba a favor de Hera y algunos usuarios comenzaban a criticar a Alice por ser hipócrita, Gerald luchaba por reprimir su risa. Sus manos temblaban incontrolablemente, y luchó contra el impulso de rodar en el suelo, agarrándose el estómago de la risa.