Hera disfrutó de un desayuno verdaderamente satisfactorio. Aunque los platos parecían simples, Hannah utilizaba los ingredientes más finos, muchos de los cuales eran traídos de Corea durante la noche para asegurar su frescura, ya que las opciones locales eran limitadas. Las especias también eran importadas de Corea, y el kimchi provenía de una familia tradicional conocida por su kimchi expertamente fermentado.
A diferencia de la cocina sofisticada y elegante de su padre, las comidas de Hannah eran hogareñas y cálidas. Sin embargo, ocasionalmente añadía elementos únicos para darle sabor a las cosas.
—Gracias por la comida, Hannah. Fue fantástica —dijo Hera, frotándose ligeramente el vientre antes de tomar un sorbo de agua y levantarse de su asiento.
—¿Vas a cenar aquí, Joven Señorita? —preguntó Hannah mientras se apresuraba de la cocina a la mesa del comedor donde estaba Hera.