—¿Disfrutas del contacto? —La voz nasal de Alexi resonaba cerca de las orejas de Hera, provocando escalofríos en su cuerpo, lo que ella encontraba inquietante.
Hera luchó por liberarse del agarre cada vez más fuerte de Alexi. —¡Suéltame! ¡O no seré tan educada! —dijo ella a través de dientes apretados.
—¿Oh? Sé que nunca podrías lastimarme, cariño. —Alexi inhalaba profundamente el aroma del cabello de Hera, sus ojos brillaban con deseo mientras saboreaba otro respiro. —Te he extrañado tanto —murmuró, su manzana de Adán subía y bajaba mientras reprimía el impulso de llevarse a Hera y poseerla sin sentido, tal como hacía con Minerva para callar sus preguntas incesantes.