Por otro lado, Hera encarnaba más una personalidad de "Reina Villanesca". No era que tuviera tendencias inherentemente malvadas, sino que mostraba un lado intrépido y a veces mezquino cuando se le cruzaba, similar a las villanas representadas en novelas. A pesar de ello, también exudaba un aura de liderazgo regio, comandando respeto con su mentalidad fuerte y presencia imponente cuando era necesario. Inicialmente, Athena luchó por reconciliar esta transformación en Hera—de una vez pura y naïve alma a alguien que mantenía su bondad y gentileza, pero se deshacía de su naivez, volviéndose más astuta y estratégicamente sagaz. A pesar de la dificultad inicial de Athena para comprender este cambio, finalmente lo vio como una evolución positiva en el carácter de Hera que se diferenciaba de la Hera representada en la novela.