—Hera sintió un nudo formarse en su garganta con las palabras de Leo, una sensación parecida a ser estrangulada por su propia saliva. No podía sacudirse la sensación de que era como una cortesana, con múltiples pretendientes compitiendo por su atención, sin embargo, permanecía indecisa, dejándolos colgando de un hilo mientras se deleitaba en la atención y la persecución.
Observando la expresión patética de Leo y su disposición para acomodar las necesidades de Hera, las cuerdas de su corazón eran fácilmente tiradas. Parecía que Leo poseía una comprensión innata de Hera, sabiendo precisamente cuándo afirmarse y cuándo retroceder, permitiéndole el espacio que requería. Su enfoque intuitivo resonaba profundamente con ella, fomentando una sensación de conexión y confianza.