Cuando el subordinado de Zhane entró, la primera cara que buscó fue la de Zhane. Era claro que había interrumpido algo importante, y no estaba seguro de si reír o llorar. Sin embargo, la información que habían recopilado era crucial, por lo que no tuvo más opción que armarse de valor e informar sobre sus hallazgos.
—Señor, seguimos la sugerencia del señor Carson y logramos obtener una confesión del contrabandista de drogas ruso. Nos entregó su libro de transacciones y hace unos minutos encontramos un nombre conocido en la lista. Esta persona compró el mismo afrodisíaco que se usó en el Hotel Palacio del Dragón, el cual drogó a uno de sus amigos —el subordinado de Zhane evitó cuidadosamente mencionar los métodos que utilizaron para hacer hablar al contrabandista, sabiendo que había una mujer presente. Entendía que su Joven Maestro hacía todo esto por ella, por lo que no tuvo reservas al informar en su presencia.