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Al ver a Leo seduciendo sin pudor a Hera justo ante sus ojos, las fosas nasales de Dave se ensancharon como las de un toro listo para embestir, su mirada clavada en Leo con intensa furia. Con unos rápidos pasos, se situó justo detrás de él. La atmósfera de la habitación se tornó tensa, e incluso los otros ocupantes cayeron en silencio como si intentasen desvanecerse en el fondo ante la creciente tensión. Percibiendo el cambio de dinámica, los artistas discretamente abandonaron la habitación, dejando a Hera y a los demás sin darse cuenta de su partida. Incluso la mujer y el sommelier comenzaron a salir, otorgándoles algo de privacidad al trío.