Sin que Hera lo notara, su mano había quedado entrelazada con la de Leo. No estaba segura de cuándo había ocurrido, pero Leo lucía una sonrisa despreocupada como si tampoco se hubiera dado cuenta. Hera decidió no mencionarlo y dejarlo estar. Pronto, murmullos comenzaron a surgir a su alrededor, pero ella los ignoró, enfocándose en que se estaba acercando al frente de la fila.
—¡Siguiente! —El llamado la devolvió a la realidad, y se dio cuenta de que ahora estaba tercera en la fila. De repente, su mano libre fue agarrada, tirándola hacia atrás. Asumiendo que era Alexi otra vez, se volteó, con la irritación brotando, lista para enfrentarlo. Pero en cambio, se encontró con la vista de una larga cola de cabello borgoña como el fénix, hermosos ojos amatista brillando al verla, y una sonrisa burlona en sus labios.