Xavier intuyó que Leo no era un CEO común, lo que le llevó a mantenerse en alerta. Surgieron sospechas, y Xavier consideró a Leo como el posible cerebro detrás de la detención del hombre calvo y quien podría haber alertado a la policía.
El ceño de Xavier se frunció mientras continuaba evaluando a Leo de arriba abajo como si reconociera a un posible adversario. La expresión de Leo era un espejo de la suya, el ceño tan fruncido que podría haber aplastado una mosca.
El enfrentamiento solo terminó cuando Hera se soltó del abrazo de Xavier para enfrentar a Leo. Se dio cuenta de que ya no podía seguir fingiendo estar asustada; ya no convencería a nadie. Cambiando su atención a Leo, tomó una postura. Esta acción dejó a Xavier sintiéndose insatisfecho y abandonado, como si Hera hubiera encontrado a alguien más atractivo que él.