A medida que Hera, Zen y Xavier se acercaban a Bry, a su padre y a su tío, Xavier continuaba sosteniéndola de la cintura, el suave roce permanecía en su mente. Aun así, ella no podía discernir si fue intencional o si simplemente se dejó llevar por el momento, sin intentar aprovecharse de ella.
Hera atribuyó el giro de los acontecimientos a las dotes de actuación de Xavier. Ella entendía que los actores avezados encarnan completamente a sus personajes, y como Xavier estaba interpretando a su prometido, era natural que él fuera afectuoso y táctil con ella.
Al comprender la situación detrás de las cámaras, Hera asintió para sí misma, decidida a no crear ninguna incomodidad con Xavier. Sin embargo, para su sorpresa, se dio cuenta de que no se sentía incómoda en lo más mínimo.
—Hermana, ten mucho cuidado cuando te encuentres con ese calvo —advirtió Bry, su tono destilando no solo precaución sino puro desdén y sus ojos mostraban su odio.