—¿Entonces, podemos hacerlo ahora? —preguntó Bry con entusiasmo.
—¿Se enojará alguien si vamos a buscar algunos caballos a los establos? —Hera miró a su alrededor, notando la ausencia de cualquier otra persona aparte de ellos tres en los establos.
Como si recordara algo, Bry salió corriendo del establo, dejando atrás a Hera y a Zen. Hera no pudo evitar reírse del entusiasmo infantil de Bry. Era refrescante y reconfortante ser testigo de ello.
Poco después, Bry volvió, rebosante de energía. —Pediré permiso a mi padre, solo espérame un poco. ¿Vale? —Con un asentimiento de Hera, se lanzó una vez más, dejando a los dos atrás.