Xavier asintió y agregó:
—No sé cocinar.
Hera se encontraba dividida entre la risa y la exasperación ante su respuesta. «Entonces es por eso que se ofreció a pescar mientras me dejaba a mí la cocina», pensó, dándose cuenta del motivo detrás de sus acciones.
Tras recuperar su compostura, Hera asintió a Xavier y aceptó el pescado que él le ofrecía:
—Asegúrate de atrapar más para que todos los demás también puedan comer —le recordó.
Xavier simplemente asintió en respuesta y retomó la pesca con arpón sin decir otra palabra.
Hera colocó cuidadosamente los dos peces sobre la gran hoja que había cortado y siguió la dirección que Bry había indicado, donde se podían encontrar hongos silvestres. Se aseguró de cortar hojas grandes adicionales por si encontraba muchos hongos y necesitaba llevar más.