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—Muy bien, no lo haré —rió Hera, lanzando un guiño juguetón por encima de su hombro mientras se echaba ligeramente hacia atrás, justo lo suficiente para que Dave capturara su expresión traviesa.
Siendo alto, Dave no tenía problemas para ver cada una de sus expresiones mientras la miraba desde arriba, y sus ojos se iluminaron de alegría, curvándose en medias lunas mientras una amplia sonrisa se extendía por su rostro.
—No te preocupes, cariño, sé que solo estás jugando —dijo Dave con una risa, alborotando suavemente el cabello de Hera—. Pero estos imbéciles no se van a librar así como así —sé que cada palabra la dijeron en serio —su mirada se transformó en una dura fulguración dirigida a los hombres a su alrededor.
—No es como si lo estuviéramos negando —bromeó Xavier, dando el golpe final con una sonrisa—. Por supuesto, cada palabra fue dicha tal cual.