—A Hera le tomó un momento darse cuenta de por qué Zhane la miraba de la manera en que lo hacía —no era solo por su comentario sobre que le gustaban los huevos, era algo más.
La forma en que su mirada se demoraba en ella, de repente recordó la noche que habían compartido, el calor del momento cuando sus manos se habían deslizado dentro de su pantalón, tocándolo de maneras que habían hecho que todo se sintiera... sacrílego.
Su rostro se sonrojó al instante al recordar, y por un momento, sintió que su cerebro hacía cortocircuito. Podía sentir su corazón acelerado, su pecho apretándose.
Pero ella no fue la única que lo notó.
—Los hombres a su alrededor intercambiaban miradas preocupadas, sus ojos yendo y viniendo entre Hera y Zhane.
Leo, en particular, los observaba a ambos con creciente sospecha, sus agudos ojos captaron el sutil cambio en el comportamiento de Zhane —el hombre normalmente distante ahora visiblemente alterado.