El silencio de los secuestradores aumentaba sus miedos; estaba claro que no lo hacían por dinero.
Lo que sea que tenían planeado para Minerva era probablemente mucho más siniestro, amplificando la urgencia de su misión.
Al tomarse un tiempo para observar antes de actuar, Rafael y su equipo estudiaron cuidadosamente las rotaciones de los guardias y los intervalos de los turnos, permitiéndoles desarrollar un plan detallado basado en sus observaciones.
Maximizaron la mano de obra de su equipo, con cada miembro contribuyendo al esfuerzo de reconocimiento.
Se movían silenciosamente alrededor del perímetro, buscando puntos de entrada ocultos o ángulos muertos que pudieran explotar.
Sin embargo, la fortaleza estaba tan meticulosamente fortificada que Rafael sospechaba que había sido construida a propósito por este grupo como una base oculta para actividades destinadas a permanecer lejos de la vista pública.