Tras recibir la orden, Sasha se infiltró silenciosamente en el sistema de seguridad nacional para acceder a las cámaras de CCTV de la calle.
Primero navegó al almacenamiento donde se guardaban todas las grabaciones, buscando cualquier irregularidad.
Como las cámaras de seguridad en casa de Rafael habían sido comprometidas, Sasha sospechaba que la parte contraria contaba con un hacker hábil en su equipo.
De hecho, encontró evidencia de manipulación en las grabaciones almacenadas, igual que en el sistema de Rafael, lo cual había pasado desapercibido.
Esto lo llevó a concluir que el hacker responsable debía estar entre los 50 mejores del mundo.
El sistema de seguridad nacional era notoriamente difícil de vulnerar debido a su robusto cortafuegos, lo que sugería que bien un hacker de élite o un equipo coordinado de hackers habían logrado infiltrarse silenciosamente.