—En cuanto terminó la conferencia, la chica se movió de su pupitre, todavía con los ojos pesados de sueño —se los frotó vigorosamente, intentando sacudirse el sopor. Su aspecto era encantador, recordaba al de una muñeca, y eso le sacó una sonrisa a Hera.
A Hera le quedaban dos clases más antes de dirigirse a la empresa para su entrenamiento de baile, canto y actuación. A pesar de parecer exhausta, la chica estaba decidida a quedarse al lado de Hera, así que Hera le permitió unirse y dormir a su lado durante la clase. Los profesores, reconociendo que la presencia de la chica no perturbaba la clase y entendiendo la dedicación de Hera, optaron por pasar por alto la situación. Confían en el compromiso y la capacidad académica de Hera, y permitieron el arreglo sin problema.