A pesar de la atención positiva, todavía era agotador para Hera mantener su sonrisa y detenerse cada vez que alguien quería charlar, tomar una foto o conseguir un autógrafo. Las interrupciones constantes consumían mucho tiempo y corrían el riesgo de hacerla llegar tarde a sus clases si continuaban.
Hera intentó negarse algunas veces, explicando que iba con retraso para sus próximas clases, pero algunas personas se ofendieron y comenzaron a hablar mal de ella. Esto atrajo la atención de otros, pero Hera permanecía imperturbable. Entendía que problemas como este eran inevitables con su recién adquirido estatus de celebridad. Sin embargo, estaba decidida a no comprometer su educación por ello, ya que ambos aspectos eran igualmente importantes para ella.