Dave se sentía como si estuviera en el séptimo cielo. Sabía que Hera era considerada con él, pero lo más importante, significaba que realmente lo veía y comprendía su tristeza. El pensamiento de aquello llevó un destello de esperanza a su horizonte, haciéndole darse cuenta de que no era tan desesperanzado como originalmente había creído en los ojos de ella. Con esta nueva esperanza, una chispa de confianza comenzó a resurgir en su interior, animándolo a perseguir a Hera audazmente—esta vez con seguridad y un sentido de propósito.