Cuando Hera extendió sus opciones, Zhane sintió un aumento de confianza. La fiesta celebratoria, que ya había comenzado a sentirse como una cita especial en su mente, cobró un significado aún más importante. La perspectiva de ser egoísta por una vez y elegir un lugar que realmente le importaba lo hizo olvidar otras preocupaciones, concentrándose únicamente en disfrutar esta rara oportunidad.
—¿Qué tal si vamos al Pabellón Dragón Dorado hoy? —sugirió Zhane suavemente, guiando a Hera hacia el vestíbulo del hipódromo. Dave, parado al otro lado de Hera, sostenía su mano suavemente, mientras el resto del grupo les seguía.
Zhane se inclinó más cerca, bajando la voz a un susurro conspirador destinado solo para los oídos de Hera. —¿Estarás libre mañana? ¿Qué tal si te llevo a un lugar especial? —Su tono tranquilo llevaba un sutil toque de travesura, una señal clara de que intentaba mantener sus planes en secreto de Dave mientras buscaba pasar un tiempo a solas con Hera.