Mientras esperaban el contrato de Gael, el gerente y el padre de Bry rápidamente entablaron una animada discusión sobre caballos. Quedó claro que ambos compartían una profunda pasión por las actividades ecuestres, lo cual no era sorprendente dado sus profesiones. Su conversación era vívida y cautivadora, revelando un entusiasmo mutuo por los caballos y el deporte.
Poco después, llegaron a un acuerdo prometedor: el padre de Bry tendría la oportunidad de recorrer los establos y examinar los caballos en el hipódromo. Este arreglo sentó las bases para una colaboración fructífera, alineando sus intereses compartidos y experiencia.