En la mesa de café había una selección de revistas Forbes junto a una varita de aroma que recordaba a una que había visto en la oficina de Rafael. Sin embargo, en lugar del aroma a sándalo, esta varita emitía una delicada fragancia de jazmín que era suave y refrescante. Esto añadía un toque de sofisticación a la ya bella habitación. La atmósfera serena hacía que Hera sintiera como si pudiera pasar fácilmente horas en este espacio calmante, quizás leyendo un libro y saboreando la tranquilidad.
Bry, su padre y Gael se sentaron en silencio en el sofá de cuero, escaneando la habitación con una mezcla de asombro y curiosidad. Aunque Gael había visitado el hipódromo antes, esta era su primera vez en esta exclusiva sala privada. A pesar de haber visto las lujosas amenidades de otras salas reservadas para diferentes niveles de membresía, esta sala en particular destacaba por su excepcional opulencia.