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La mujer lanzó otra mirada desdeñosa a Hera antes de volver a enfocarse en la recepcionista, quien ahora se veía visiblemente incómoda. Las otras dos recepcionistas estaban disponibles, pero la mujer había elegido deliberadamente a la del centro, donde se encontraba Hera. Parecía intencional, pero Hera permaneció impasible.
Para no causarle problemas a la recepcionista, Hera se dirigió con calma a la de la derecha y entregó su invitación, ignorando completamente a la chica que acababa de insultarla. —Aquí está nuestra invitación —dijo, presentando una tarjeta resplandeciente y multicolor hecha de un material especial que no era plástico ni papel.