—¡Ah! ¡Eh! Él... —El hombre tartamudeó, señalando al padre de Bry. Luchaba por encontrar las palabras adecuadas, al darse cuenta repente que la persona a la que acababa de maldecir y casi atacar era alguien conocido de Hera.
Se sintió extremadamente pequeño, al darse cuenta de que su arrebato había sido irracional y había dejado una impresión negativa en Hera. Ahora entendía por qué ella tenía esa expresión extraña cuando él mencionaba el pasado. Avergonzado de sí mismo, deseaba poder enterrar su cabeza en la arena y desaparecer.
—Señor, me disculpo por el accidente. Por favor, dígame qué puedo hacer para enmendar las cosas —comenzó el padre de Bry, bajando la cabeza mientras hablaba—. Estoy dispuesto a cubrir el costo de los daños. Espero que podamos resolver esto.