Los ojos de Hera se llenaron de lágrimas mientras miraba a la chica, su rostro un retrato de temor y preocupación. Asintió lentamente, respondiendo la pregunta con una voz temblorosa. —Sí, soy una becaria universitaria —confirmó, su voz apenas audible.
—¿Podrías hacerme un favor? —continuó Hera, con la voz quebrada—. ¿Podrías tomar una foto clara de mí y volver a publicarla en la página de votación para que otros puedan ver? Y... ¿qué debería hacer para limpiar mi nombre en el foro del campus? Todos creen estas cosas horribles sobre mí, y estoy aterrada de cómo esto podría afectar mi beca —o peor, llevar a mi expulsión.
Lágrimas corrieron por sus mejillas, su angustia palpable mientras luchaba con el miedo de perder todo lo que había trabajado tan duro para lograr.