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Los dos policías eran jóvenes y pensaron que Xing Shu no estaba dispuesta a perdonar a su novio, así que suspiraron. —Señorita, ¿todavía está enojada con su novio? Esto no es bueno para la relación. Deberían hablarlo.
Xing Shu no respondió. Miró fijamente la chaqueta en la mano del hombre y dijo:
—Llévenme a la Mansión Nº 1. Gracias.
Al ver lo abatida y triste que estaba Xing Shu, la policía no rechazó su petición. Además, las personas que viven en la Mansión Nº 1 son extraordinariamente ricas y poderosas.
El coche de policía se detuvo a unos 200 metros de la Mansión Nº 1. Xing Shu bajó del coche descalza y aturdida. Los dos policías miraron su figura que se alejaba y movieron la cabeza lentamente. —Los jóvenes de hoy en día son realmente frágiles.
