—¿Explicar qué? ¿Que no me dijiste cuando el Tío Shen despertó? ¿Que claramente no tenías una enfermedad terminal, pero me mentiste diciendo que estabas a punto de morir?
—Sang Qianqian estaría mintiendo si dijera que no estaba furiosa. De hecho, estaba tan enojada que le dolía el corazón. —Shen Hanyu, ¿sentiste una sensación de logro cuando me viste llorar por haber sido engañada por ti?
—No, no lo hice.
—No sólo no sintió ninguna sensación de logro, sino que su corazón dolía al verla llorar.
—Está bien, entonces déjame preguntarte. ¿Cuándo despertó el Tío Shen? —Sang Qianqian preguntó—. ¿Fue antes de que vieras el informe de ADN?
—Sí —respondió honestamente después de un momento de vacilación.
—Así que es cierto. El Tío Shen debería haberte dicho todo, pero aún así decidiste regresar a China después de ver el informe de ADN.
