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No sabían quién era Zhen Zhu. Cuando la vieron entrar con Shen Hanyu y sentarse a su lado, pensaron que era su nueva secretaria o asistente.
Al escucharla hablar así, no pudieron evitar sentirse extremadamente desconcertados.
Zhen Yiping miró a Zhen Zhu e hizo caso omiso de ella. En cambio, se volvió a mirar a Shen Hanyu, que no había dicho nada —Hanyu, ¿qué piensas?
—¿Quieres oír la verdad? —preguntó Shen Hanyu sin prisas.
—Por supuesto.
—La verdad es que estoy de acuerdo con el Presidente Xu y Zhen Zhu —Nadie sabe cómo será el futuro —dijo con voz profunda—. Sin embargo, la tecnología sin duda se volverá más ortodoxa. Para la familia Zhen, esta es una gran oportunidad, y las ventajas superan definitivamente a las desventajas.
La expresión de Zhen Yiping era solemne. Podía ignorar las palabras de Xu Kejing, pero tenía que tomar en serio la opinión de Shen Hanyu.