—Está bien, está bien. —Jing Hao asintió como un polluelo picoteando arroz.
—Pero hemos vuelto hace mucho tiempo. ¿Por qué Abuelo no vino a vernos antes? —preguntó Jing Yu.
Jing Hai sintió que su respiración se había vuelto más pesada. Cerró los ojos para descansar un rato antes de volver a abrirlos. Al escuchar esto, dijo, —Yuyu, Haohao, ¿pueden salir con Abuelo y Abuela primero? Dejad entrar a Papá un rato. Bisabuelo tiene algo que decirle a Papá.
Qin Lan entendió las palabras de Jing Hai y se secó las lágrimas. Luego, avanzó y tomó las manos de Jing Yu y Jing Hao. —Cariño, portaos bien. ¿Puedes hacerle esta pregunta cuando salgamos?
—¡Vale! —Jing Yu y Jing Hao asintieron y siguieron a Jing Shao y Qin Lan hacia afuera.
Jing Chen fue llamado rápidamente. Bajó la cabeza y se paró junto a la cama. Al ver la expresión cada vez más grave de Jing Hai, su corazón se afligió. Gritó roncamente, —Abuelo…
