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Cuando Su Wan escuchó esto, supo que, por más reacia que estuviera, debía irse.
—Doctor Su, gracias por decírmelo y por llevarme a ver a Jing Chen.
De regreso, Su Wan se calmó bastante.
—Señorita Su, está siendo demasiado educada. Es solo que la situación era urgente en aquel momento. También temía que el señor Jing falleciera de repente. Si se lo oculto ahora, probablemente sufriría aún más en el futuro —explicó Su Jing.
Ya estaba preparado para lo peor. Incluso había pensado que cuando Su Wan viera a Jing Chen, su corazón se afligiría y querría quedarse. Sin embargo, no esperaba que Su Wan aún insistiera en irse.
—A propósito, devuelva el billete de avión para mañana. Quiero irme después de que Jing Chen sea trasladado a una habitación normal. De lo contrario, estaré preocupada —dijo Su Wan mirando a Su Jing con súplica.